Potenciar el desarrollo de herramientas para enfrentar desafíos entre los integrantes del equipo mattheíno fue el objetivo central del Taller “Actitud ante los nuevos cambios”, que dictó el consultor organizacional de la empresa Campo de Personas y Director Tesorero de la Fundación de Instrucción Agrícola Adolfo Matthei, Ricardo Ortíz.
La actividad inició con algunas reflexiones grupales en torno a que, si bien el cambio es una constante en nuestras vidas, el ser humano tiene una tendencia natural a mostrar aversión por todo aquello que comporte cambios que afecten a su zona de seguridad, también conocido como “zona de confort”.
“La actitud frente al cambio puede manifestarse de diversas maneras, como positiva, negativa, neutral, entusiasta, desinteresada, entre otras. Es una parte integral de la personalidad y puede influir en como una persona percibe y responde al mundo que le rodea y a los cambios que enfrente”, explicó Ricardo Ortíz.
En este contexto, el facilitador apuntó a la importancia de reconocer el poder que cada individuo tiene de influir y marcar una diferencia en su mundo y en las vidas de los demás. De ahí la necesidad de entender, conectarse y trabajar juntos para lograr un cambio y alcanzar el objetivo común.
Esta premisa fue complementada con una dinámica de grupo en las áreas verdes del Instituto, donde todos los participantes se colocaron en círculo. Inició la dinámica Ricardo Ortíz, quien cogió el extremo de lana de un ovillo y, sin soltarlo, lo lanzó con la otra mano a un participante, a la vez que mencionó su nombre, comida favorita, hobby. El que recibió el ovillo, agarró el hilo y, también sin soltarlo, lanzó de nuevo el ovillo a otro compañero, entregando a viva voz la misma información, y así, sucesivamente hasta que todos realizaron la misma acción. Con ello, se fue formando una figura a modo de telaraña o red. Con ello, el facilitador invitó a los mattheínos y mattheínas a reflexionar sobre lo que significa ser un equipo, apuntando a que cuando se trabaja en red, nuestro quehacer se articula y todos los componentes nos afectamos mutuamente. Mencionó también la importancia de conocer a los componentes del grupo.
Ya de regreso en sala, el consultor profundizó en algunas maneras efectivas de relacionarse como equipo de trabajo y habló sobre la importancia de construir relaciones en las que cada miembro aporta lo que más sabe, a través de acciones, proyectos y líneas de trabajo concretas. Al finalizar, habló del Valor como persona, que se resume en la fórmula: V= (C + H) * A, donde V= Valor personal C = Conocimientos H= Habilidades A= Actitud C.
Para la segunda dinámica de la tarde, los asistentes se dividieron en cuatro grupos a los que se les pidió plasmar en dos globos situaciones y/o condiciones “vela” y situaciones y/o condiciones “ancla”, entendidas las primeras como las que inspiran, acompañan y guían hacia un objetivo común, y las segundas, como aquellas que dificultan y que tiran abajo las metas del equipo.
Finalizado el taller, mattheínos y mattheínas participaron de un entretenido concurso cuyo premio consistió en una cena para dos personas en el restaurant El Olivillo, de Hotel Sonesta. La feliz ganadora fue la Secretaria Académica del Programa Regular, Karla Paisil. Cabe mencionar que este premio fue cortesía de parte de Hotel Sonesta Osorno, en el marco del convenio suscrito con el Instituto.
La jornada finalizó con un cóctel de camaradería en el Casino del Centro Productivo y de Práctica El Castillo.